Este blog está discontinuado

Hola. Este blog ya no se actualiza. Pero me pareció bien que todo este material siguiera estando ahí. Por si alguna vez alguien quiere leerlo, y por contribuir a la basura informática.
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30.10.07

Alguna vez he recomendado aquí artículos de ForoAlfa. Supongo que ello me da también derecho por esta vez a ser crítico, sin que se enfade mi amigo Luciano. He recibido el enlace a la última entrega. El autor es Martín Comoglio y el título "Sistémico-compulsivos". Leamos la entradilla: "La inexacta definición del concepto de sistema, virando riesgosamente hacia el de régimen autocrático, pone un acento excesivo en la consideración de supuestos logros sistémicos. El perjuicio: la desvalorización de la vital capacidad comunicativa y funcional de cada pieza o instancia individual constituyente". Yo he tenido que leerla tres veces, pero soy torpe. Quizá a otros con dos veces les valga. Pues el resto del artículo es igual. Con cosas como éstas, no me extraña que los clientes no se fíen un pelo de los diseñadores... ¿cómo alguien que se expresa así va a poder llegar a los consumidores?
No es la primera vez que cuando leo sobre diseño, tengo la sensación de que "diseñamos" mal lo que escribimos: como si por hacerlo difícil de entender, fuera más interesante lo que decimos. Y lo peor, es que en casi todo el autor tiene bastante razón... pero no se va a enterar nadie.
He estado con un amigo editor, de los de verdad. Me cuenta que en todos estos años ha aprendido de producción, de estocaje, de distribución, de papeles y sus gramajes y sus calidades, de cómo tratar con los autores y cómo tratar a los autores, que no es lo mismo, incluso de cubiertas de libros y de diseño de interiores. Y que sin embargo, hay algo que se le resiste: la tipografía. Es para él un mundo oscuro, aleatorio... cuando ve unas pruebas para su próximo libro, nunca sabe si funcionará, si se leerá bien, si cansará la vista. Dice que siempre descubre que se ha equivocado cuando el libro está ya impreso. Ha tratado de leer artículos y libros sobre ello, y sigue con la sensación de que todos los suelos se mueven bajo sus pies.
Entonces me he acordado de Letritas, el blog de un grafista chileno, que bien podría titularse "todo lo que quiso saber sobre la tipografía, preguntó mil veces y nunca llegó a entenderlo". Es delicioso, quizá no cuente nada que no esté ya dicho, pero lo hace tan fácil y ameno que creo que es imprescindible para quienes tienen que bregar con la tipografía sin ser diseñadores ni tipógrafos. El autor se llama Juan Pablo de Gregorio.

29.10.07

Abundando en el tema del post anterior, en Holanda las licencias CC son compatibles con la gestión colectiva. Me lo pasó Ignasi Labastida. Señores de VEGAP, barbas a remojar, y todo eso...

28.10.07

Durante un día y medio en El Escorial la Asociación de Revistas Culturales ARCE nos ha puesto a tiro debatir acerca de la propiedad intelectual y los derechos de autor, ahora que los editores andamos digitalizando y necesitamos saber bien a qué atenernos. Los debates han sido enriquecedores, y los ponentes en su mayoría también. Sin pretender hacer una crónica que aquí no corresponde, me gustaría destacar tres:


Javier de la Cueva

La oportunidad de conocer, oir, debatir y rebatir a/con Javier de la Cueva merecía por sí solo el esfuerzo. Javier maneja el lenguaje de la precisión como sólo algunos abogados saben hacerlo. Sin perderse en la parafernalia léxica de las leyes y los reglamentos, pone en vulgar lo que otros se empeñan en hacer enrevesado. Lo mejor, su capacidad para destapar esa ambigüedad interesada y la verdad a medias que argumentan en general el monopolio de las entidades de gestión, unas más que otras, y muy especialmente Javier Gutiérrez Garcén, de Vegap, a quien le veo modular discursos contradictorios en función del auditorio.

Magdalena Vinent, de CEDRO

No la conocía, me pareció que su discurso interesado como el de todos, es coherente y moderado. Cedro ha sido poco beligerante en ocasiones, y a veces pienso que le robaron la cartera en el reparto del canon digital, como si los textos pudieran copiarse menos en CD que la imagen o la música.
Cedro es especialmente sensible en la justicia del reparto. Sus socios autores pueden decidir en qué condiciones su obra es puesta a disposición de los ciudadanos, e incluso cada obra de modo individual es susceptible o no de que CEDRO gestione los devengos que se derivan, con todas las excepciones que al autor le venga en gana.
Más allá, incluso los no asociados tienen reconocido en CEDRO su derecho, hasta el punto de que no ya sólo se les liquida al solicitarlo, sino que se hacen esfuerzos por localizar a los autores para ello, hasta el punto de invertir recursos en esa búsqueda, como la campaña "se buscan autores" que realizaran hace un año. Evidentemente si esto se hace es para evitar males mayores, se habla de 20 millones de euros sin repartir que no está claro que CEDRO pueda alegremente ni incorporar a su patrimonio ni repartir entre sus socios, no al menos sin antes haber demostrado de modo fehaciente la voluntad de hacerlo llegar a sus legítimos receptores.
Todo esto es opinable, para debatir largo, pero de ello se deduce una inquietante cuestión: Siendo así, ¿qué es lo que distingue a CEDRO de VEGAP? ¿Porqué VEGAP puede sin rubor repartir entre sus mil y pico socios lo que correspondería a las decenas de miles de creadores visuales de este país?.

Javier Gutiérrez Vicén, de VEGAP

A estas alturas no será necesario que insista en mi desencuentro con el modo que VEGAP tiene de repartir ese dinero de todos que se le encomienda. Pero más allá de la discrepancia, creo que lo peor no está en el modo, sino en los modos. Los discursos de VEGAP y de G. Vicén son torticeramente ambiguos, contradictorios, opacos. La situación actualmente es tan inaceptable desde la ley y desde la razón, que cualquier debate en el que se avance es siempre a favor de los autores todos, y quien se perjudica es la entidad. Se trata en realidad de una huida hacia adelante, de consecuencias impredecibles. Si CEDRO está realizando esfuerzos por repartir el procedente de copia privada, y lo que no puede repartir lo acumula a la espera de una solución, ¿Cómo es posible que en idéntica situación VEGAP lleve años repartiéndolo entre sus socios, que son un mínimo porcentaje del total de creadores? ¿Qué sucede si éstos deciden reclamarlo? ¿o si el Ministerio de Cultura, en su función de control que hoy no ejerce como debería, decide reclamárselo?
Así las cosas, desde VEGAP se sostiene lo insostenible y por el máximo de tiempo. Aunque para ello haya que echar mano de las medias verdades y la desinformación. Un ejemplo: nos ha dicho Vicén estos días: "las obras con copyleft o creative commons no caben en la gestión colectiva porque no generan ingresos que haya que repartir". Yo sé que es falso. Él sabe que es falso. Pero no por ello hay que decirlo claro: mientras haya funcionarios y políticos, creadores, jueces, abogados, que a fuerza de repetir esa falsedad sigan creyéndolo, esos ingresos seguirán entrando en la caja de VEGAP para repartirlos entre los mil y pico, previo veinte por ciento para "la estructura". Que quede claro: esas obras generan ingresos, en primer lugar del canon por copia privada, porque éste es irrenunciable porque la ley así lo dice. Otra cosa es que sólo podría accederse a esos ingresos a través de la entidad de gestión colectiva, que recibe el total del montante y la obligación de repartirlo, y hoy es un monopolio que se niega a reconocer esta realidad porque no les interesa. O lo que es lo mismo, los ciudadanos pagan por esas copias privadas, pero quien lo recibe y habría de devolverlo a sus autores legítimos prefiere repartirlo entre sus socios. Ellos lo hacen, el ministerio les deja e incluso al Defensor del Pueblo no le importa.
Pero además, cuando las obras con licencia CC (CreativeCommons - Non Commercial) son utilizadas con fines comerciales también generan derechos de reproducción. Una vez más, es imposible cobrarlos a través de la gestión colectiva porque VEGAP no quiere, y es materialmente imposible hacerlo fuera de ella.
No acabamos ahí. Una vez más, que no es la primera, le inquirí de modo directo para que justificara porqué nuestra wikipedia no tiene imágenes en la entrada de Picasso, y sí las tiene la anglosajona. Que nuestros hijos estén recibiendo una formación en la que no existen imágenes de la creación de los últimos setenta años es un serio problema que no beneficia a los autores, ni a VEGAP, ni a nadie. Es simplemente una realidad: la wikipedia y tantos otros no pueden asumir el riesgo de ser denunciados, ir a un juicio y ganarlo, no digamos ya si lo perdieran. Pueden suponerlo: no conseguí que el señor Vicén afirmara que la wikipedia no puede publicar esas imágenes, que no era cuestión de ponerse de uñas al respetable. Pero tampoco lo contrario. Esa ambigüedad es la que sostiene esa "cultura sólo si es de pago" en la que se sienten tan cómodos y tan fuertes. Aunque sea a costa de la riqueza cultural de nuestra sociedad.
Por último, a alguien le llamó la atención el contraste entre la postura de CEDRO, gastando dinero en buscar autores a quien pagar, y la de VEGAP. Al ser preguntado G. Vicén escapó con un lacónico "por supuesto que VEGAP liquida a los autores que no son socios". Pues es mentira. No porque lo diga yo, que también, sino porque lo dicen ellos mismos. Una vez más, la respuesta a la medida del auditorio, y la contradicción como modus operandi et vivendi. A falta de información más fiable, nos habremos de conformar con la que aparece en su web:
Allá donde dice "¿cómo reparte VEGAP?" podemos leer: "En el caso de la remuneración que se obtiene por la copia privada, se descuenta de la cantidad global recaudada el 20% para destinarlo a actividades asistenciales y promocionales, que la entidad desarrolla a través de la Fundación Arte y Derecho. El 80% restante se reparte entre los socios entregando, por un lado, una cantidad mínima a cada uno de ellos y, por otro, lo que corresponde a cada uno en función de lo recaudado por el derecho de reproducción en los tres ejercicios anteriores". ¿Cómo puede VEGAP antes del reparto asignar una cantidad a sus socios y sólo a ellos, siendo un dinero recaudado por copia privada, irrenunciable y que es adeudado al total de autores? Y del restante... ¿como podría un autor que no es socio llegar a recibir su parte, si se calcula en base a un baremo, la reproducción, a la que sólo acceden los socios?. Es a todas luces ilegal e injusto. ¿por qué lo puede hacer VEGAP?. Es sencillo, porque el Ministerio de Cultura se lo permite.

23.10.07

El extraño manifiesto de apoyo a Juan Navarro

Del tira y afloja entre Espe y Gallardón, o quizá no, se ha derivado que al arquitecto Juan Navarro le han dado la patada a mitad del proyecto de los nuevos Teatros del Canal de Madrid. Es inaceptable desde cualquier punto de vista, y hay que prever que el resultado final no será lo que debía ser. Hasta ahí de acuerdo.
Que para denunciarlo y apoyarle se redacte un manifiesto me parece una iniciativa loable. Pero más incómoda me resulta mi adhesión por defecto al manifiesto, desde antes incluso de tener constancia de su existencia.
Me explico: recibo un email en el que se "nos" agradece nuestro apoyo, a mí y a otros, y se me invita a avisar a todos aquellos que puedan estar interesados en firmarlo. Asimismo, en un parrafo perdido del mensaje que ocupa dos folios, se me advierte: "Si alguien no está conforme o no quiere suscribirlo, por favor, envíenos un e-mail a esta misma dirección, y será eliminado como firmante".
Extraña manera de recabar firmas. Pienso en la cantidad de mensajes que a diario elimino sin leer, o tras leer las dos primeras líneas... ¿cuantos manifiestos habré ya firmado por este procedimiento? ¿acaso no estaré en la lista de los que apoyan a Julián Muñoz y la Pantoja en su incuestionable inocencia? ¿cómo estar seguro de que mi nombre no figura entre quienes proponen establecer una base militar en la isla Perejil?
No es de recibo. Prefiero manifestar desde este blog mi apoyo al arquitecto, y lamentarme de que sea esta vez él la víctima de la torpeza de los políticos de este Madrid en todo lo que atañe a la creación, a la cultura y a la felicidad espiritual de los madrileños, donde la arquitectura tiene también un papel esencial.
Respecto a lo otro, a lo del manifiesto, flaco favor se le hace al damnificado con tan torticera manera de consiguir apoyos. No creo que lo desee ni lo merezca.

10.10.07

La Vanguardia estrena rediseño, de Pablo Martín. Iba a escribir sobre ello, pero veo que Xenia lo ha hecho en su blog, con más acierto. Y como estoy vago y liado, dejo el enlace. Sólo un comentario: me chirrían porque no entiendo el criterio elegido esos titulares en negrita cursiva... ¿por qué unos sí y otros no? Cuando vea a Pablo se lo tengo que preguntar.
Prohibido prohibir

Como le habrá sucedido a muchos, la semana pasada me tocó a mí una espera de varias horas en la Terminal 4 de Barajas. En el aburrimiento, hice algunas fotos. En la puerta de una de las tiendas de Aldeasa hay un clic de Famobil de un metro de alto, vestido de piloto. Desde fuera
de la tienda me disponía a añadirlo a la serie de imagenes absurdas, cuando se me acerca un guardia de seguridad.
- No se puede hacer fotos.
- Pues llevo una hora pudiendo.
- No, de las tiendas, no.
- Estoy fuera de la tienda.
- Sí, pero estás fotografiando la tienda.
- Ya, pero no estoy dentro. ¿qué me impide hacer la foto?
Esperaba un intento de argumento jurídico, aunque sabía que podía perfectamente hacerla.
- Lo impide Aldeasa, que la tienda es suya. Yo cumplo con lo que me dicen.
La escena era surrealista. Un guardia privado, con su ropa paramilitar, su gualquitalqui, sus esposas y su cara de malo, aplicando unas leyes que no conoce, ni por asomo, y para quien aquí los derechos de los ciudadanos los define su jefe.
- Mire, soy periodista y aquí está mi carnet. Conozco bien mis derechos, y puedo hacer esa foto.
- Ya, pero a mi me han dicho que no puede hacer fotos de la tienda.
-Bien, yo voy a hacer la foto... ¿usted qué va a hacer?
- Llamar a la Guardia Civil.
- Vaya llamando mientras saco la cámara y voy enfocando...
- Si le digo que no puede hacer la foto no sé por que se empeña...
- Pues básicamente porque así usted llama a los Guardias Civiles, que a diferencia de usted ellos sí conocen las leyes y los derechos de los ciudadanos, y le explicarán que no puede impedirme hacer la foto. Todos ganaremos, yo hago mi puñetera foto, y usted no se acostará hoy sin aprender una cosa más.
- Mire, vamos a hacer una cosa, yo me doy una vuelta durante cinco minutos, y cuando me haya ido, usted hace la foto.
- No hombre, llame a la Guardia Civil, que no quiero comprometerle ni que haga usted mal su trabajo.
Dándose la vuelta, me suelta:
- Pues también son ganas de molestar. Si le digo que no la puede hacer, es que no la puede hacer....
Y efectivamente se fue. Y por supuesto, sin llamar a la Guardia Civil. Aunque estoy seguro de que me vió hacer la foto.

Señores de Aldeasa: Tratándose de derechos, no hay vulneración pequeña. Dediquen a sus pistoleros a vigilar que no les roben sus licores y sus colonias, y si acaso, a velar también por la seguridad de sus empleados y la de sus clientes. Fuera de eso, dejen que sea la Benemérita quien se encargue de los sospechosos ciudadanos con sus peligrosas cámaras fotográficas. Nos quedaremos más tranquilos.
Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.