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21.11.10

Las incongruencias del comunicado de LABoral


Decenas de diseñadores gráficos se han sumado a la protesta contra el concurso convocado por LABoral de Gijón, y lo han hecho como mejor saben: diseñando piezas y presentándolas al concurso. El Centro de Arte convocaba al diseño de carcasas de móvil a los profesionales, ofreciendo un iPad como premio. Según las bases, los autores que se presentaran por el hecho de hacerlo renunciaban a los derechos de propiedad intelectual, pudiendo el convocante explotar los diseños.

A mitad del concurso, los organizadores sin hacerlo público ni comunicarlo a los participantes, decidió eliminar de las bases los puntos en que se especificaba esa cesión. El hecho de cambiarlas es cuando menos sonrojante. El no comunicarlo sólo podía tener la intención de que pareciera que la protesta era injustificada. Cinco días más tarde, y ante las quejas recibidas, hubieron de reconocer que el cambio se había producido y hacerlo público.

Este asunto cobra una dimensión nueva cuando excede el ámbito de los participantes y las redes sociales para aparecer en sendos artículos de la prensa asturiana. Ese mismo día, LABoral hace público el comunicado titulado “Aclaraciones de LABoral ante la polémica surgida en torno al Concurso de Diseño Gráfico LABmóvil” (aquí, en pdf). En él, atribuyen el problema a un "error inicial recogido en las bases" de la convocatoria, argumentando que estas ya han sido modificadas.

Este comunicado merece sin embargo algunas consideraciones.

La primera es que la reclamación de los diseñadores era justa, en la medida en que a pesar de su desprecio inicial por las protestas, finalmente LABoral se ha visto obligada a rectificar.

Dice el comunicado: "LABoral nunca ha tenido intención de hacer uso comercial de los diseños recibidos, sino difundir una iniciativa de creación colectiva a través de las redes sociales”.

Es imposible saber si esta afirmación es cierta. En realidad no tiene sentido hablar de las intenciones de una institución, porque no las tiene. Las personas tienen intenciones, y cuando cambien las personas, también lo pueden hacer las intenciones. Lo sabemos bien los diseñadores, cuántas veces una copia de nuestro diseño desestimado queda en algún cajón, alguien lo encuentra meses más tarde y la empresa lo utiliza sin avisarnos. Entonces nos toca protestar e intentar cobrarlo. Si sucediera en este caso ese intento sería vano, porque los derechos habían sido cedidos.

Pero, ¿realmente –como ahora trata de argumentar LABoral– estamos sólo ante un caso de error en la redacción?

El documento concluye a continuación.
"La trayectoria seguida hasta el momento por el Centro de Arte muestra claramente su posición en la defensa de los derechos morales y económicos de los creadores y artistas y de las disposiciones recogidas en la Ley de Propiedad Intelectual".

Estas afirmaciones contrastan con la manera de actuar de LABoral, no en este concurso, sino en otros también. En el concurso de diseño “Tunea tu móvil”, dirigido éste a no profesionales y que acaba de cerrarse en su fase de convocatoria y aun no ha sido fallado, LABoral se reserva también según las bases los derechos de explotación de todos los diseños presentados, así como los de transformación y la utilización para la promoción de LABoral. ¿Se trata otra vez de un error de redacción en las bases? ¿modificarán éstas, comunicándolo adecuadamente, antes de que se haga público el fallo del concurso?

Llamativas resultan también las bases de un concurso de fotografías y artículos de divulgación. En este caso se obliga a los concursantes por el hecho de serlo, no sólo a los premiados, a ceder el uso público del material presentado, sin ofrecer contraprestación ni premio por ello, siempre que se utilice sin fines comerciales. Esta fórmula que corresponde a una licencia creative commons es interesante, pero sólo en la medida en que fuera el autor quien optara voluntariamente a ello, y no forzado por el hecho de haberse presentado a un concurso que no ha ganado.

Y también tenemos el concurso de Ideas de Aplicaciones para Dispositivos Móviles. Este concurso considera como uno de los cuatro criterios de valoración el grado de viabilidad tecnológica y potencial comercial de las propuestas, pero una vez más, la sola presentación al concurso supone la cesión de los derechos de explotación sobre la idea.

Con estos ejemplos, queda claro que lo que LABoral quiere hoy hacer pasar por un error puntual de redacción en las bases, en realidad es una práctica habitual en los concursos que convoca.

Pero además, llegamos aquí al espinoso asunto que todo esto encierra. A juzgar por las explicaciones de LABoral, aunque sea verdad que no pretendan ejercer ese derecho de explotación –pero la cesión existe y no pueden garantizar que no sea así en el futuro si cambian los responsables–, el que lo utilicen no es sino una pequeña parte, la menos importante, del problema. La cesión implica que tampoco el autor podrá ejercerlo: una idea premiada y decenas de ellas imposibilitadas para su utilización y puesta en práctica.
¿Tiene sentido cercenar las posibilidades de todo ese capital creativo?. Más allá, ¿Ha registrado LABoral todas esas obras, esos diseños, y esas ideas con "alto potencial comercial"? Porque el autor no puede hacerlo, puesto que ha cedido los derechos. Aunque LABoral no los explote, si mañana alguien lo hace el autor no está en condiciones de defender su autoría, ¿está dispuesto a hacerlo LABoral, que es quien ostenta los derechos?

El documento de LABoral no deja de ser una declaración de intenciones, para un caso puntual. Pero el problema no es puntual ni las intenciones son suficientes: LABoral, para que su discurso sea mínimamente coherente, tiene que devolver a los autores los derechos que les pertenecían no sólo en este concurso, sino en todos los que haya convocado anteriormente con las mismas cláusulas. Y debe hacerlo de manera pública, del mismo modo que lo fue la cesión. Y si es posible, debe dejar de convocar estos concursos, cuya finalidad es únicamente la promoción y el autobombo del convocante y la obtención con el esfuerzo de otros de tráfico para su web.

Por último, si como se afirma en el comunicado "iniciativas como este concurso tienen como fin, además, profundizar en el objetivo de LABoral de contribuir a hacer un análisis de situación del trabajo y desarrollo de la creación de nuestra región, cumpliendo lo que el Centro de Arte y Creación Industrial considera una obligación adquirida" ahora LABoral tiene una buena oportunidad de profundizar y contribuir a ese análisis. A partir de esta experiencia, no estaría mal que organizara de la mano de los colectivos de diseñadores de Asturias alguna actividad encaminada a debatir sobre la propiedad intelectual en el campo del diseño, y las relaciones que éste tiene con las instituciones y la promoción cultural.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Supongo que es como siempre: por unos diseñadores dispuestos a defender su trabajo, otros se venden/regalan al mejor postor :(

Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.