Este blog está discontinuado

Hola. Este blog ya no se actualiza. Pero me pareció bien que todo este material siguiera estando ahí. Por si alguna vez alguien quiere leerlo, y por contribuir a la basura informática.
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24.7.12

Economía para zotes XIII. Son perversos

Hasta ahora se contemplaban dos escenarios (¿os dais cuenta de que empezamos a hablar como ellos?) con respecto a Grecia: la salida o expulsión del euro, esto es, la bancarrota, o seguir dándole vueltas al tornillo, seguir asfixiando a los ciudadanos griegos en favor de los bancos europeos. Esta semana ha empezado a oírse hablar de una tercera vía, que todos sabíamos que existía pero de la que nadie osaba siquiera hablar. Es la más perversa e insolidaria. Por ello, es más que posible que acabe siendo la elegida.
Consiste en la convivencia del dracma con el euro. Se oyen voces que empiezan a recomendar que Grecia comience a pagar los salarios de los funcionarios en dracmas. Detrás vendrán las pensiones. Y a continuación, los sueldos de todos los griegos: las empresas se guardarán los euros para sí.
Esta convivencia de las dos monedas, en resumen supone que los griegos reciban sus ingresos en una moneda en continua devaluación, cada mes habrá que imprimir nuevas dracmas para hacer frente al gasto corriente, pero al mismo tiempo sus compromisos exteriores seguirán pagándolos en euros. Es la manera de aislar el problema, a costa del empobrecimiento de las personas. Grecia sería una especie de tablero de Monopoly, donde sus billetes solo valen si no salen de él. El estado aliviaría su endeudamiento a costa de esa pobreza interna. Podría convertir todos los ahorros de los griegos en billetes de Monopoly (y quedarse con los correspondientes euros). Incluso prohibir la circulación interna de euros para darle una validez ficticia al dracma al hacerlo obligatorio. Eso sí, todos esos euros que el estado griego acumularía a cambio de papel recién impreso ya se sabe a donde irían: a pagar la deuda externa. Un expolio en toda regla. Y después, dejarlos morir. Si cree que todo esto es ficción, pregúntele a algún amigo argentino. Todo está inventado.

16.7.12

Que se jodan

Que se jodan los de esa oposición blandita, a quienes no se les ve un gesto: un plante simbólico que les desmarque de la Fabra y visualice ese "no todos somos lo mismo". Es el hoy por ti y mañana por mí sobre el que se sustenta el paripé político desde que empezó la transición. Que se jodan sus compañeros de partido, que en los pasillos y el ofderecor muestran su descontento, pero  de puertas afuera cierran filas y no señalan. Que se jodan los buenistas que utilizan el adjetivo "desafortunada" porque no quieren decir mezquina, mal nacida e hija de puta. Que se jodan. Porque los jodidos tenemos un límite. Sigan jugando a adivinar donde está ese límite, pero sepan que cuando lo descubran no habrá opción de dar un paso atrás.

7.7.12

El comentario de Alfonso

Se está escribiendo mucho esta semana sobre el crowdsourcing. El debate está abierto, y se están diciendo muchas tonterías, y otras que no lo son tanto. Al respecto, lo más sensato que he leído ha sido un comentario a este post del señor Carpintier (¿ves, Rodolfo? cuando citamos algo, sobre todo si vamos a descalificarlo, es bueno enlazarlo, no pasa nada. Estamos en el siglo XXI, tú ya has dicho que mi problema es que no entiendo este siglo, pero cabe esperar que para ser quien decide quien lo entiende o deja de entenderlo, demuestres entenderlo tú antes).
El señor Carpentier escribió ese post para hablar sobre el que yo había escrito antes aquí, que además aparece publicado en el último número de la revista Visual.
Insisto en que el comentario mencionado es muy esclarecedor. De su autor sólo sé que se llama Alfonso. Y que escribe y argumenta bien. Tan bien que merece la pena reproducirlo íntegro:
(actualizado: veo que el mismo comentario Alfonso lo ha publicado también en la entrada anterior de este blog)

Alfonso dijo

Cuatro apuntes:
Una cosa es un profesional y otra un aspirante. En estos concursos participan mayormente los segundos, ya que el profesional se gana la vida con ello, y en estos concursos quien se gana la vida es el que intermedia, el que pone el cebo para que entren centenares de propuestas y quedarse con la comisión correspondiente al pago. Por tanto, los clientes pagan bajos precios por trabajos no profesionales.
Ahora bien, el cliente que aspira a entrar a competir en el mercado acaba pagando dos veces. Yo ya he arreglado un par de trabajos adquiridos por este método, y a precio profesional. O sea, que he cobrado cuatro veces lo que se ha pagado por los logotipos en el concurso por convertirlos en elementos gráficos aplicables a un uso de comunicación de marca en el mundo real. Haciendo lo que he podido con los auténticos truños que los señores clientes han tenido a bien seleccionar. Dicho de otra manera, el cliente se tiene que ir haciendo a la idea que tras un encargo de este tipo suele venir emparejado otro muy común en nuestro oficio: un REDISEÑO. Con la particularidad de que suele hacerse necesario en un plazo muy breve desde el concurso.
Otro hecho es que debido a la condición de aspirantes que ostentan en su inmensa mayoría los participantes en estas convocatorias nos solemos encontrar con que la mayor parte de lo que en ellas se ofrece son imitaciones de tal estilo o tal otro, siguiendo las corrientes del momento; en el supuesto de que no sean plagios directos, que, como apunta Álvaro, sería la salida más rentable para aquellos que necesiten presentarse a la mayor cantidad posible para obtener unos mínimos ingresos. Por tanto, que se olviden los clientes si creen que en un concurso de esta categoría van a encontrar una solución rompedora, o van a crear tendencia de alguna clase, ya que lo que se presenta está habitualmente más visto que el tebeo, como decía mi abuela, y en la inmensa mayoría de los casos mal digerido y regurgitado.
En último lugar diré que en mis visitas a las exposiciones de las convocatorias de estas páginas no he visto NI UNA SOLA PROPUESTA que valiera más de lo que se ofrecía como premio. Así que aunque los no seleccionados no vean un duro por su dedicación, tampoco creo que el cliente haya salido ganando dinero. Si algún beneficio le veo por ambas partes es no tener que haberse visto las jetas respectivamente, aspecto profesional que cada día me resulta más desagradable, sobre todo con los pijos ejecutivos que se creen cerebros con patas y también con esos empresarios "hechos a si mismos" que de todo creen tener opinión y no son más que unos patanes; al menos en lo que a comunicación gráfica respecta. Y para nuestra desgracia son legión.
Buenas tardes y gracias por escuchar.

3.7.12

Lo que nadie cuenta sobre las webs de crowdsourcing



Por dos veces el crowdsourcing ha sido noticia estos días. Por un lado, Telepi22a tiene un nuevo logo que le costó mil euros, y que estoy seguro de que no llegarán a utilizar. Pudo elegir entre 916 propuestas –¿cuánto se tarda en elegir una propuesta si tienes que ver 916?–, y a la vista de la seleccionada, no quiero pensar como serían las 915 restantes. [consejo 1: si eres cliente, piensa antes en el tiempo que tardarás en cribar todo eso. Aunque tu pienses que el tiempo del diseñador no vale dinero, estoy seguro de que crees que el tuyo es oro].
Por otro, el Ministerio de Educación y Cultura se sube también al carro, y busca por la misma vía una nueva imagen para el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música. El premio son los mismos mil euros, y cuando esto escribo van ya 376 propuestas.
Alguien dijo que si pusiéramos a un millón de chimpancés a teclear, alguno podría acabar escribiendo una obra de Shakespeare. Siendo así, también existe la posibilidad teórica de que una “batalla creativa” pudiera dar con un resultado digno de Milton Glaser. [consejo 2: señores de Adtriboo y similares… ¿han pensado en poner una granja de chimpancés?]
Veamos primero el modelo de negocio: una relativamente sencilla web, sin grandes necesidades de mantenimiento. Esa es toda la inversión. [consejo 3: si estás pensando en montar un portal de estos, no olvides pedir subvenciones y financiación, que estos proyectos “de internet” les ponen mucho a los políticos y burócratas. La misma ENISA que dicen que están ahí para promocionar el diseño, es la que te va a dar la pasta, no sería la primera vez].
Ofreces un producto por debajo de precio de mercado. Esto es sencillo, porque juegas con las expectativas de otros, que trabajarán sin obtener nada a cambio. En la lotería, por lo menos, el que gana se lleva un porcentaje alto de lo que pierden los demás. Aquí ni eso. [consejo 4: si eres diseñador y te tienta el crowdsourcing, compra un cupón de la ONCE. Es más seguro y el premio es mayor]
Es importante tener como gancho a clientes importantes. Como nada arriesgas y trabajan otros, puedes dedicar recursos a “vender” tu propuesta a marcas conocidas. Usa los tres argumentos de venta más antiguos del mundo: “hasta ahora te han estado engañando”, “puedes ser más listo que los demás”, y el definitivo “es muy barato”.
Como tú no trabajas porque los creativos lo hacen por ti, dedícate a las relaciones públicas, a conceder entrevistas, a dar conferencias, a subir vídeos a YouTube… tu negocio consiste en que muchas empresas prueben y muchos diseñadores piquen. Tranquilo, estas cosas venden muy bien. El mismo periodista que despotrica de las webs que están ofreciendo redacción de contenidos a 0,75€ el folio –sólo si se publica, por supuesto– estará encantado de dedicarte un espléndido reportaje en su medio.
Si no hay trabajo, por lo menos existe esta alternativa. He oído y leído esta frase unas cuantas veces. La estadística dice lo contrario, las propuestas de logos para Telepi22a costaron un euro cada una. Pero a excepción de uno, los participantes ni siquiera cobraron ese euro. Realmente, forma parte del engaño: los organizadores de estos concursos presumen de sus cifras de profesionales registrados –por cierto, sin decir de qué portal anterior heredaron a muchos de ellos–, pero a la vista de los resultados que se obtienen, hay muchísimo aficionado, para quien “lo importante es participar”. ¿Absurdo? No tanto. Supongo que el mecanismo es similar a aquel por el que funcionan tan bien los bares-karaoke.

Pero, ¿puede un diseñador ganar dinero con el crowdsourcing?


Estoy convencido de que sí. Siguiendo las siguientes premisas:
Se presentan varios cientos, si quitamos a los malos supongamos que tenemos una posibilidad entre cien, esto es, que ganaremos un 1% de los concursos. Pongamos que de media el premio son 300€. Digamos que queremos 300€ cada semana. Y que le vamos a dedicar media jornada. En 20 horas tendremos que presentarnos a 100 concursos. Esto supone 15 minutos para cada uno. Hay que dedicar la mitad de ese tiempo a documentarse (google images, ya sabes). En ese proceso quizá encontremos algo para ser fusilado o adaptado: hay que recordar que las responsabilidades por el uso de algo que ya tiene propiedad intelectual recaen sobre quien ejerce el uso, no sobre el creador. A lo más que nos enfrentaríamos es a una responsabilidad por la autoría, algo que nunca se denuncia. No tendremos tiempo de buscar e instalar tipografías: algunas webs de fuentes tienen la opción de que se nos ofrezca de muestra la palabra que queramos (Telepi22a, por ejemplo). Eso nos permite visualizar nuestro logo en decenas de tipos distintos en cuestión de segundos. El que nos guste, directamente copiar un pantallazo (al fin y al cabo, nos piden sólo calidad jotapegé). Evitar degradados y efectos: nunca elegirán un logo por ello, y sí puede ser un motivo de descarte. Y además, lleva tiempo. Ya está. Repetir la operación cada 15 minutos [consejo 5: sr. cliente, esto es lo que hacen el 80% de los que participan. Está usted pagando posiblemente 1000€ por un cuarto de hora de trabajo. Y además, muchas veces será un plagio y no podrá pedir responsabilidades, Siga pensando que es usted el más listo].
Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.