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19.6.13

la piratería sólo está en la lectura

Hay un empeño por parte de los de la cruzada contra los piratas en homologar descargarse un archivo digital con robar un libro. Y no es así. Es cierto que si voy a El Corte Inglés y me llevo una novela debajo del gabán, habré robado esa novela, y en tal consideración no será relevante que la lea o no.
En cambio, si descargo un archivo, por el mero hecho de bajarlo y albergarlo en mi ordenador... ¿he robado un libro? No, porque entonces destruyéndolo después de leerlo –que es lo que hacemos la mayoría– habría que pensar que se deshace el robo. De lo que vamos a deducir que es en el acto de la lectura donde está la violación del derecho de autor. Pero los vigías no quieren ni oir hablar del argumento.
Pongamos otro ejemplo: leer poesía en un epub es como escuchar una cinta de gasolinera en el cassete de un Simca. Mi santa, antes de leer un libro se lo vuelca en inDesign, lo prepara a su gusto en unos pdf's pequeñitos, al tamaño de su e-reader, con una tipografía egipcíaca –que son las que mejor funcionan en esas pantallas–, claro, ella se dedica a diseñar libros y no se conforma con la bazofia que los editores le ofrecemos en digital... pero esto no puede hacerlo con un archivo que tenga DRM; aunque no es un gran problema: ella me da los títulos que quiere leer y yo se los consigo en el lado oscuro... vale. Eso es piratear. Pero si antes ella ha pagado y descargado en Amazon el libro... ¿es piratería? Teoricamente sí, porque ella ha leído un archivo que no ha pagado. Aunque luego pague uno que no va a leer.
Voy más allá. Muchas editoriales ofrecen unas páginas del libro gratuitamente, para que veas si te gustará antes de comprarlo. Otras editoriales no lo hacen. Entonces, ¿si yo me traigo del lado oscuro el archivo, y leo un par de capítulos, no me gusta y lo dejo, ¿estoy pirateando?. ¿Y si me gusta y compro el libro para leerlo, entonces estoy o no pirateando?
Vayámonos a un caso extremo. Supongamos que me voy a la selva amazónica, voy a estar seis meses sin internet... lo que yo haría: una descarga masiva de cientos –o miles– de libros. ¿he pirateado los miles de libros que descargué o solo los que me dé tiempo a leer? Y si al volver, comprara aquellos que hubiera leído... ¿es piratería o no es piratería?
Seguro que esto daría para horas de acalorada discusión, y saldrían opiniones para todos los gustos. Yo les doy la mía: sin lectura no hay piratería. Se pongan como se pongan los vigías.

Nota añadida: el error está en origen. Cuando comercializamos ebooks no estamos vendiendo libros, sino ofreciendo un servicio, cobrando por el derecho de leer. Esto es así. Pero si nos empeñamos en falsearlo y pretender aplicar los criterios de los objetos a lo que no son objetos, empiezan las contradicciones.

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Álvaro Sobrino. Diseñador gráfico, periodista y editor.
Mantiene una columna en la revista VISUAL, con el nombre de Crónicas de Pseudonimma, donde recoge opiniones de otros y las suyas propias acerca de la actualidad del diseño español.